Torre de tierra

La misma tierra del viñedo es el componente constructivo básico de la torre. Ésta, que nace como reemplazo del antiguo mirador, crece a partir de un sistema de tepetate colado recuperado de la excavación. El proyecto reivindica el uso de materiales locales y acabados naturales para lograr una mejor síntesis con su contexto a través de su apariencia, lenguaje constructivo y razones de sostenibilidad.

La textura del material y las líneas —huellas del despiece de la cimbra— se convierten casi en la única forma de expresión en este volumen elemental que comunica la forma de proceder del sistema constructivo.

En una planta casi cuadrada de 25 m2, un solo gesto altera esa geometría pura; un ligero ángulo en uno de los lados muestra las posibilidades que permite la ruptura de la norma, entendiendo así la variación como matiz que da significado. Son los detalles los que convierten a este proyecto de básicos en un sistema preciso y ajustado, cuya función última es ponerse a disposición de la tierra que contempla. El desnivel en el perímetro ubica al usuario unos 60 centímetros por debajo del nivel del suelo, por lo que es posible mirar la vid desde un punto de vista poco habitual: establece otra relación visual, le sitúa dentro, en el espacio de resguardo. El recorrido comienza atravesando la explanada que rodea la torre; desde ahí, el visitante decide si bajar ese escalón o subir a la cubierta para contemplar el conjunto desde lo alto. Tres puntos de vista distintos que permiten un entendimiento global del conjunto.

 

Dolores Hidalgo, Guanajuato, 2010

40 m2

Fotografías: Ignacio Urquiza / ESTUDIO URQUIZA Taller de fotografía

Rebollar

Esta vivienda nace sobre la cubierta de una construcción existente de mitad del siglo xx. La nueva construcción utiliza esta pauta en su beneficio, al apoyar su estructura sobre la original convirtiéndola, así, en cimentación. De esta forma, en algunos casos, lo que abajo son muros se convierten en pilares puntuales liberando divisiones y permitiendo la extensión de salas diáfanas, gracias a la gran losa de concreto que cubre el espacio.

La nueva casa mantiene la distribución ordenada por el pasillo a cuyo lateral se desarrollan los espacios. La pared que acompaña el recorrido por el interior se convierte en un gran muro programado a lo largo del cual se extiende, en toda su longitud, un mueble que se va transformando en función de las necesidades del espacio que acompaña.

En paralelo a este pasillo interior y al otro lado de las salas, un corredor exterior permite recorrer toda la vivienda por una terraza abierta al jardín, diluyendo la relación dentro-fuera con una sutil cancelería. Este gran ventanal continuo convierte, así, el interior en parte del paisaje urbano en el que se inserta.

San Miguel Chapultepec, Ciudad de México, 2010

180 m2

Fotografías: Ignacio Urquiza / ESTUDIO URQUIZA Taller de fotografía

Casa Las Tinajas

Este proyecto se desarrolla en torno a un jardín central de vegetación existente. A su alrededor, seis volúmenes independientes —todos con cubierta de palapa de manufactura local— adoptan las proporciones y características propias del programa que albergan. Cinco de estos volúmenes son privados y similares; con el afán de borrar los límites que naturalmente aparecen con la presencia de una construcción y buscando devolver al lugar la sensación y vivencia original, sus fachadas son idénticas y de igual apertura tanto hacia el interior del jardín como hacia el exterior del predio, buscando dar la misma importancia al mar del sur como a la sierra norte. El sexto volumen es completamente diferente a los demás: está compuesto por una palapa redonda de 12 metros de diámetro que resguarda en su interior todos los usos públicos del programa y que, intersectada con un volumen de geometría como los anteriormente descritos, completa el conjunto.

 

Puerto Escondido, Oaxaca, 2009

1,580 m2

Fotografías: Ignacio Urquiza / ESTUDIO URQUIZA Taller de fotografía